24 de abril de 2008

¡Ay ayay Humberto!

ayayayayayayyayayay para los enamorados, las enamoradas



Ocurre simplemente que me he vuelto inmortal.
Los colectivos me respetan,
Se inclinan ante mí,
Me lamen los zapatos como perros falderos.

Ocurre simplemente que no me muero más.
No hay angina que valga,
No hay tifus, ni cornisa, ni guerra, ni espingarda,
Ni cáncer, ni cuchillo, ni diluvio,
Ni fiebre de Junín, ni vigilantes.
Estoy del otro lado.
Simplemente, estoy del otro lado,
De este lado,
Totalmente inmortal.
Ando entre olimpos, dioses, ambrosías,
Me río, o estornudo, o digo un chiste
Y el tiempo crece, crece como una espuma loca.
Qué bárbaro este asunto
De ser así, inmortal,
Festejar nacimiento cada cinco minutos,
Ser un millón de pájaros,
Una atroz levadura.
Qué escándalo caramba
Este enjambre de vida,
Esta plaga llamada con mi nombre,
Desmedida, creciente,
Totalmente inmortal.
Yo tuve, es claro, gripes, miedos,
Presupuestos,
Jefes idiotas, pesadez de estómago,
Nostalgias, soledades,
Mala suerte…
Pero eso fue hace un siglo, veinte siglos,cuando yo era mortal.
Cuando era
Tan mortal,
Tan boludo y mortal,
Que ni siquiera te quería,
Date cuenta.


Humberto Cosntantini

Gelman


Piglia piensa que la actual velocidad de circulación y de acceso a las palabras se enfrenta con un obstáculo inevitable e invariable: la capacidad de lectura, es decir la experiencia temporal de lectura. Esto refiere al vano y claro fenómeno de que si bien tenemos acceso a mucho material (léase libros, información, todo lo que este escrito) el tiempo de lectura es siempre el mismo. Siguiendo las reflexiones sobre la temporalidad y la literatura nos topamos frente al fenómeno de la poesía; y Piglia nos recuerda que si de “ahorro” del tiempo se trata, los poetas son los mejores. Es claro que la palabra en la poesía esta fuertemente cargada y pocas palabras nos dicen mucho (en el sentido amplio, claro). Así las palabras pueden disputarle a las imágenes esa supuesta velocidad comunicativa inmediata que se resumen en el dicho popular "Una imagen vale más que mil palabras".

Sin embargo no podemos equiparar ambos fenómenos, la poesía es una experiencia particular, que no necesariamente busca la comunicación, pero si una experiencia; como la de estar a la intemperie (según Juan L.Ortiz) o "es poéticamente como el hombre habita este mundo" ... Sin embargo para Gelman: La poesia no pretender ser más que poesía, como menciono ayer en el Circulo de Bellas Artes de Madrid, luego de recibir el Premio Cervantes. La poesía para Gelman se transforma así en su razón de vida, su experiencia vital, con toda la humildad que esto implica, sin pretensiones racionales ni totalitarias, porque según él Lo inefable es imposible de captar.


23 de abril de 2008

Morirse de meido

Morirse de miedo

¿quién nombra este fluente pensamiento sin razones? ¿Quién se atreve a decirme su caldograma maléfico? De circunstancias comunes esto, duele tanto la espera.
Fundamentar la hipótesis ¿cuál es el sentido? ¿Quién reporta las horas de la muerte?
¿Quién queda luego del dictamen?, las piernas, los huesos que andan sueltos, los fuegos vivos, las hienas. La conciencia, el agudo crepitar de las sombras
Tengo miedo, tanto, si no soy más que una pequeña densidad. No inicio absolutos.
¿y quién habla cuando hablo?, cuando grito en el espacio, así como ahora, llena de espantos
vacuas torres de papel escrito en el montón del tacho
estoy triste sin mí,
y con, ¿de quién, de qué soy?
Magmas, cientos de arrecifes quemados en la cabeza, ideas, sentimientos vulcanizados en un círculo temible
no pueden los cuerpos extraviar la carne,
morirse epilepticos en el espíritu
.


Una vez ignoraba hermosamente y ame…



Luego me creí sola aunque torpemente habitada;
y, así, soberbia, ignore lo que era ignorar.



Ahora que presiento que el camino es irreductible: ¡celebro la vida!


P.D: Perdonen el "cliché fotográfico"