3 de julio de 2008

Una a cada uno


Entrego mis armas
frente a tu presencia amenazante
que ha nombrado mi padecer

Acechada en no saberme y encontrarte allí
donde me atrinchero en mi gesto contenido
deseo desbordarme fuera del abismo
de mi memoria imposible

Es que cuando el cuerpo calla
la voluntad espera suspendida

****

Inquietud de un amanecer


Aunque el viento nunca arrastra el vacio
ni el acontecimiento se convierte Ya en recuerdo,
recupero los gestos que son enormes.

Aunque la habitación nunca esta vacía
ni la ausencia está a la intemperie,
recupero las palabras que se inscriben.

Porque ahora que retorno a la inquietud de un amanecer
ya no duele que me nombres.

No hay comentarios: